¿Qué quisieras que Wikipedia diga de vos?

Que soy nacido en la provincia de Santa Fe. Que los primeros años de mi vida lo viví con mi mamá y mi hermano Maxi en Melincué. Luego nos trasladamos a Hughes. Que de muy chico tengo una formación cristiana. Mis papás nos llevaban siempre a la iglesia, y eso me llevó a tener una participación y una gran fe en dios, que fue quien nos puso en este camino. Radical de toda la vida. En cuanto a mis inicios, me acuerdo mucho de una tarde de 1983 donde mi papá me dice, ‘Che, Damián, para hacerlo más rápido, ¿no nos ayudan con tu hermano a doblar unos votos, así los salgo a repartir?’.

¿Edades?

Yo 10, y Maximiliano 9. Ahí Arrancamos, siempre en los comités, en las iglesias. Con Maxi éramos monaguillos. Siempre las peleas eran para ver quién tocaba la campanita cuando el cura levantaba la ostia. Tuvimos una infancia muy linda. A lo mejor, lo que debiera decir Wikipedia es que soy un militante radical de toda la vida, que me gusta recorrer, estar junto a la gente, y por sobre todas las cosas me gusta escuchar a la gente. Escuchando a la gente podemos encontrar respuestas que la política hoy no está encontrando.

En Santa Fe el radicalismo parece más ordenado, afianzado, con una figura clara de liderazgo como puede ser el gobernador, pero a nivel nacional, sólo se ve desorden.

Yo soy un referente local. Lo hice hasta el 2009 en el departamento General López, y desde el 2009 en adelante en la ciudad de Rosario. No me fijo en la construcción por fuera de eso. El radicalismo tiene el gran desafío de encontrar un líder que lo motive. Como decía Alfonsín, el radicalismo es un elefante dormido que tiene que encontrar un líder que logre sintetizar eso que los radicales sienten. El radicalismo es un gran partido, por su historia y por su gente, por su capacidad militante.

Veremos qué pasa con este frente de gobernadores.

Una propuesta federal, que no va por los extremos, va por una propuesta del centro. Yo lo veo con buenos ojos, con una muy buena expectativa electoral, muy potente.

¿Cuál será la impronta que llevarás al Concejo de Rosario a partir de diciembre?

Es un desafío. Creo que Rosario es una ciudad importante, y que tiene desafíos complejos. Creo que va por el lado de las oportunidades, va por el lado de potenciar el puerto, el aeropuerto, la producción; esa impronta que le está poniendo Maxi a la gestión provincial, volcarla a la gestión local. De esa manera vamos a poder darle respuestas al electorado, que pide más trabajo, empleo, y que Rosario arranque y se vuelva más competitiva, que exporte; quitar algunas trabas burocráticas. Seguir avanzando, porque este gobierno ha logrado desburocratizar un poco la gestión, y seguir en eso para que el empresario se sienta cómodo. Y tener en cuenta la eficiencia en la gestión, pero la eficiencia en cuestiones políticas. Es fácil ser eficiente a la hora de administrar recursos. Lo difícil es eficiente en las decisiones políticas, a la hora de decidir. Eso es lo complejo. Para eso tenemos que estar al lado de la gente, escuchando a la gente, escuchando al empresario, a todos los actores. Va por ahí, por la escucha activa, por un compromiso en ese sentido, y las decisiones políticas que sean las correctas. Porque no sirve de nada ser muy eficiente administrando algo si la decisión fue la incorrecta. Y yo creo que Maxi logró sintetizar decisiones correctas; tuvo un método, una forma de controlarlo, una forma de llevarlo adelante, y eso es lo que vamos a seguir implementando en Rosario.

Sospecho que tu figura en el Concejo será el blanco de los tiros por elevación de la oposición hacia el gobierno de Santa Fe, pero por el otro lado, tu vínculo con el Ejecutivo provincial puede ser de utilidad para la gestión local.

Nosotros estamos para aportar a la gestión de Pablo. Compartimos la gestión y estamos para apuntalarlo. Estamos para ayudarlo y para aportar nuestro granito de arena para que en su gestión se profundicen los cambios que Pablo lleva adelante. Estamos para aportar y tenemos grandes herramientas. Esa vinculación que no existía en el gobierno anterior –que ahora existe- le dio mucha potencia a Rosario. Tenemos que seguir construyendo ese vínculo.

¿De qué se habla un domingo en la mesa de los Pullaro?

Tratamos de sacarnos la política de encima. Porque, imaginate, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos los Pullaro hablamos de política. Hasta los más chicos. Porque todo el mundo está ahí, ‘papá, qué pasó’, o ‘tío, qué pasó.’ Tratamos que sean momento de distensión, salir un poco de eso y disfrutar de un día en familia. Pero siempre aparece la cuestión política, ‘che, pasó esto, qué opinás’. Es difícil sacarse el chip de la política, porque lo tenemos desde muy chiquitos, es parte de nuestras vidas.

¿Qué recuerdos tenés de ese 1983, de ese clima político electoral tan particular que vivimos?

Vivimos ese acontecimiento con mucha alegría. Entre jugar a la escondida, y ayudar a acomodar sillas y a doblar votos, vivimos la campaña a full. Mi papá nos llevaba a todos los actos. Él fue un gran militante. Nunca tuvo cargos políticos ni ejecutivos, era el que abría y cerraba el comité, siempre le gustó involucrarse, era un gran lector, y nosotros nos criamos así. Ese triunfo lo vivimos como propio, y fue el primer triunfo que vivimos, y tuvimos un rol, muy chiquito, pero lo trabajamos.

¿Tenés una play list que te acompañe?

No escucho mucha música, no me gusta el fútbol, leo cosas de política, soy amiguero, me gusta charlar con la gente. Pero música, no. Escucho la radio, las noticias. No me manejo por los patrones, hago lo que me gusta. Me levanto muy temprano, empiezo a leer noticias sobre el gobierno provincial y local, trato de estar informado para planificar la agenda con los colaboradores. Ahora nos propusimos un objetivo que es hacer entre 15 y 20 visitas semanales, estar junto a la gente, y relevar la necesidad. Eso es lo que tenemos que hacer. El futuro dirá si estamos o no en el camino correcto, pero entendemos que las grandes publicaciones en Instagram no tienen un gran resultado. Vayamos al territorio, preguntémosle a la gente qué está necesitando, tratemos de tener un vínculo con ellos. Volvamos a lo tradicional. Siento que la política hoy se volvió todo márketing, todo redes sociales. Definitivamente tenemos que volver al nicho, a la esencia, a volver a patear la calle, recorrer los barrios, a recuperar ese uno a uno con la gente, que la gente te vea, desde el barrio más humilde, al barrio más pudiente de Rosario. Charlar con todos.

En ese relevamiento, por lo general son reclamos, que apuntan a la falta, a la carencia, a la ausencia. ¿Qué denominador común sacás de esos 25 recorridos semanales?

Me pone feliz –por así decirlo- que los problemas de la gente hoy vuelvan a ser el pavimento roto, que la gente se preocupe por cuestiones de servicios, y no de la seguridad. Si bien no podemos dar una batalla por ganada, la gente ya no se preocupa por eso. La gente te dice que estamos mucho mejor. Y la gente empieza a enfocarse en los problemas que debemos solucionar. No te olvides de 4 años de un Estado provincial ausente, que dejó a Rosario con 20 patrulleros, se fue todo de las manos, y hubo que hacer una neutralización de emergencia. Hubo que atacar un problema puntual con medidas duras y con medidas blandes. Medidas duras, el control de las cárceles y el control de la calle. Y con medidas blandas, desarrollo humano, salud, darle a la gente oportunidades para seguir adelante. Era una visión integral de cómo abordar esos temas complejos, cómo salir de un lugar de inseguridad en el que nos habían metido, cuando un ministro del gobierno nacional dijo que la batalla estaba perdida, donde el gobierno provincial no hacía lo que tenía que hacer. Como dice Maxi: pacificación, recuperación y liderazgo. Ahora estamos en la etapa de recuperación, de volver Rosario a lo que era, y después vamos por la etapa de liderazgo. Rosario tiene que liderar el interior productivo de la Argentina para ser el motor que empuje a Santa Fe y al país para salir hacia un futuro de crecimiento.

¿Con Pablo Javkin está todo bien?

Por supuesto. Es mi amigo. Lo apoyamos. Creo en Pablo una gran persona, un gran intendente, y estamos para aportar en lo que necesite. No creemos en una encuesta que nos diga quién tiene que ser nuestro amigo. Somos amigos y estamos para ayudarlo. Esa es la cuestión.