¿Cuándo afirmás que “la lucha del cannabis es salud”, cómo presentás esta idea para que no genere contradicciones?

Hay dos temas: el cannabis y la despenalización. La despenalización implica despenalizar la tenencia de todas las sustancias, como lo plantea la Corte en el fallo Arriola en el 2019. Esta despenalización de la tenencia –no de las drogas; la droga sigue siendo ilegal- implica que ya no se puede detener a quien tiene drogas en su poder para consumo personal, permite que las personas puedan acceder a los servicios de salud. Hoy una persona criminalizada ya tiene un primer impedimento; está más cerca de ser detenida por la policía que de acceder a un servicio de salud, si tiene algún tipo de consumo problemático de algún tipo de sustancia ilegalizada. Entonces, si una persona tiene una sobredosis, es más probable que llamen a la policía, que a una ambulancia. Y eso es fruto de la ilegalidad. No pasaría lo mismo con una persona alcoholizada que generalmente uno llama al médico o al servicio de emergencia. Cuando alguien está drogado con una droga ilegalizada, siempre se le da intervención a la policía cuando no tiene que ser así. La despenalización es muy importante porque, primero, la Corte ya, en el fallo Arriola, por unanimidad –un fallo que, además, refiere a un caso en Rosario-, con el cambio de voto de Fayt –que había votado en contra antes- establece que no se puede penar la tenencia para consumo personal por ir en contra de las libertades individuales, por ir en contra de la autonomía, por ir en contra del derecho al libre ejercicio del derecho a la personalidad.  Pero después tenemos la regulación del cannabis. La regulación es más que la despenalización, porque si despenalizo el cannabis, la producción y la venta sigue siendo ilegal; lo que es legal es la tenencia, no producirla, pero de algún lado la tengo que sacar. Entonces, la regulación es salud porque bajaría la cantidad de gente privada de su libertad, sea detenida en comisarías abarrotadas como están en todo el país, sea en cárceles por el delito de menudeo.

Y sin estigmatizar, siempre detienen a los mismos.

Sabemos que la gente pobre es la que termina presa. No ir preso es salud; no tener una condena es salud; no tener antecedentes penales es salud, porque eso me posibilita conseguir un trabajo. Muchas veces las personas son discriminadas por tener antecedentes y no consiguen trabajo. Y también porque la regulación del cannabis –una regulación estricta, sin publicidad, sin patrocinio, sin esponsoreo- implica cortar con el efecto góndola que es esta idea de que la puerta de entrada a las drogas que hacen más daño a la salud, no es la marihuana sino el dealer. Si yo dejo de ir a comprar a un dealer que me puede ofrecer cocaína, crack, tusi, etc, lo que hago es segmentar el mercado. El que quiere cannabis se va a quedar con el cannabis porque no le van a ofrecer otra cosa. Si en Argentina prosperó la pasta base, el crack en su momento, fue porque hay dealers, y son los dealers los que en un momento lo empezaron a ofrecer mucho más barato, incluso que la marihuana. Entonces, segmentás ese poder, rompés el efecto góndola. Y por el otro lado, porque la marihuana en los barrios es una droga de salida. Para mucha gente que estuvo enganchada al clorhidrato de cocaína o al crack, la marihuana es una forma de salida, incluso, también del alcoholismo. También hay un uso terapéutico allí, más allá de sus usos medicinales, terapéuticos y/o paliativos del dolor que ya conocemos, que tenemos una ley, que involucra a la epilepsia refractaria, el dolor crónico, la esclerosis múltiple, la fibromialgia; más allá de todo eso, la regulación del cannabis para el uso adulto, o recreativo. Yo le digo “adulto” porque es más claro, es el uso privado de una persona mayor de 18 años. Esa regulación es salud, porque rompe el efecto góndola, segmenta el mercado, permite que mucha gente no acceda a muchas sustancias ilegalizadas que pueden hacerle más daño; porque es una droga de salida de mucha gente que viene de esas sustancias, y porque a la vez, baja la criminalización. La marihuana es la tercera sustancia más consumida en Argentina después del alcohol y el tabaco, no es una sustancia menor. No es éxtasis. Y digo regulación legal, porque el cannabis está regulado ilegalmente –como lo dijo alguna vez Matilde Bruera- por la policía, a través del Poder Judicial. Lograr sacar, hacer una regulación legal, hacer que no haya más regulaciones ilegales de la policía, con el Poder judicial, con la política, también ayuda.

En tus escritos mencionás a la industria farmacéutica, a los bancos, lavadores de dinero, como fuerzas que se oponen a esta regulación. Hoy estamos con un gobierno libertario-conservador, que no sé si es un facilitador de esta discusión.

Esta discusión se está ganando hace tiempo. Hay un trabajo de la Sedronar hecho en base a más de 30.000 encuestas, en 3 ciudades, donde la mayoría está a favor de regular el cannabis, casi el 42%. La población ya se da cuenta que, a partir del cannabis medicinal, el cannabis no mata, no implica sobredosis, algo que ya lo está diciendo la OMS, y que es algo que sabemos. Dejó de ser vista con todos esos estigmas. Hoy uno va a un bar y lo huele. Es una práctica cultural muy común, no solamente la gente joven.  La realidad es que el problema son los partidos políticos, no la población. La población está a favor. El problema es que la población no puede decidir acá en un tema donde hay intereses espurios, de los que dominan el mercado del narcotráfico, del narcomenudeo, pero es una discusión que, socialmente, se está ganando hace un tiempo, y fíjate que algunos países que han logrado regularlo como los EEUU, donde la mitad de los estados tiene regulado el uso adulto del cannabis, la mayoría fue por mecanismos de democracia directa, es decir, plebiscitos. El activismo juntó las firmas, fueron a un plebiscito, lo ganaron, y lograron regular a partir de preguntarle directamente a la población. Argentina a partir de la Constitución de 1994 tiene un sistema de plebiscito, que no es vinculante; lo que lográs con ese sistema es que la Cámara de Diputados tenga que tratarlo. Es un sistema que en algún momento estuvo frenado en la Corte, y hoy no sé dónde está. Pero si existiera un mecanismo de democracia directa probablemente hoy tendríamos regulado el cannabis. Regular es más que despenalizar. Regular es despenalizar y legalizar. Es decir, para regular, tenés que despenalizar y legalizar. Pero regular es controlar estrictamente la producción. Administrar es regular la producción, la distribución, y la comercialización. Que no se les venda a menores de 18 años, que no haya publicidad, que los productos estén certificados, que haya reglas claras para manejar vehículos, que haya reglas claras sobre la concentración de THC en lo que se produce, que se paguen impuestos, que haya reparación, que es algo necesario y que en varios lugares se ha discutido. Regular es algo mucho más complejo y profundo que legalizar. Nosotros no estamos a favor de la legalización, estamos a favor de la regulación, que es mucho más controlado que una legalización.

Esta regulación abarca al privado, como productor, distribuidor y comercializador.

Pero con un fuerte control estatal en todas las etapas de la producción, que es lo que hace Uruguay y Canadá.

Suponemos que en Argentina el modelo uruguayo sería más aplicable que el canadiense.

Creo que sí, porque es un país vecino, porque hay una idiosincrasia compartida con Uruguay. Por supuesto, son mercados distintos a capturar. Cuando hablamos de regulación, hablamos de un mercado a capturar, y no de generar más consumidores, sino de capturar el mercado que ya existe, que es grande. Uruguay dispuso tres vías: las farmacias –que pueden ser los dispensarios en otro caso-; los clubes, de lo que estamos muy a favor; y el autocultivo. En Uruguay se excluye, es decir, si vos autocultivás no podés comprar en un club. Si comprás en un club no podés comprar en una farmacia. Creemos que eso es un error, pero tiene que ver con que fue la primera regulación. Uruguay tiene un registro, y esa es una discusión que también tenemos que dar. Porque alguna gente dentro del activismo piensa que el registro está bueno porque te protege de la policía, pero no está bueno tener que estar registrado. En Canadá no tenés que estar registrado; en Alemania no tenés que estar registrado, en EEUU tampoco. Pero ni Canadá ni Alemania ni los EEUU tienen una policía como la nuestra. Son temas a debatir, no tengo una postura, estoy abierto al debate.

Saliendo del tema cannabis, pero no de algunas sustancias vinculadas publicitariamente al deporte. El tabaco estuvo décadas atrás vinculado al deporte, hasta que se prohibió su patrocinio. Luego vino el alcohol, que en algunos niveles sigue, pero ahora se da el fenómeno de las apuestas como el principal esponsor del deporte mundial.

Creo que con el alcohol es con lo que peor estamos. El alcohol tiene publicidad, tiene patrocinio, esponsoreo. Tenés el Quilmes Rock, publicidad de alcohol en radio, en TV, en diarios. La publicidad debiera estar prohibida. Ni el cannabis, ni el alcohol, ni el tabaco son un producto más. Y el juego también, y también los medicamentos de venta libre. El modelo es el tabaco. Lo que se consiguió en 30 años con el tabaco, es decir, lograr un convenio marco a nivel mundial al que Argentina adhirió, es perfecto. Y fíjate que el tabaco está retrocediendo de a poco. Nosotros creemos que lo más importante es generar un mercado legal de cannabis que no sea concentrado, porque después –y eso se ve mucho en la industria tabacalera- cuando le prohibís la publicidad, empiezan a buscar la forma de que fumen actores en las películas. Son corporaciones y tienen poder de lobby. Pero claramente, ni los medicamentos de venta libre, ni el alcohol, ni el cannabis llegado el caso, pueden tener publicidad. No está bien. ¿Hay que entender que esas cosas existen?, sí, pero promocionarlas, no. Y lo vemos con el tabaco, hoy es impensada una publicidad de tabaco. Fíjate que no sólo la publicidad; el páckaging es muy importante. Hoy en el tabaco no dice “fumar es perjudicial para la salud” como decía antes.  Hoy el tabaco te dice “fumar causa cáncer”, y está la foto. Vos tenés la información y tomás la decisión informado. Nadie va a ir en contra de que una persona pueda elegir libremente fumar un cigarrillo. De lo que estamos en contra es que esa elección no sea libre. La persona debe tener información. Cuando toma una bebida alcohólica, tiene que saber que el alcohol es letal, que el whisky, el vodka, pueden llegar a grados de letalidad, y eso no lo dice hoy el envase. Yo voy a tener otro cuidado si me compro una botella que dice “consumir alcohol te puede matar”.

Hay hoy un romanticismo respecto al alcohol.

Claro. Pero hoy en las guardias en toda la Argentina, la mayor parte de los fines de semana no llegan chicos pasados de cocaína, llegan chicos en coma alcohólico. Los accidentes de tránsito son personas alcoholizadas. Entonces, hay un problema con el alcohol. Es increíble que tengamos publicidad, y más increíble es que en el propio envase no te estén advirtiendo que el alcohol es letal.

Se entiende que los recursos volcados para criminalizar y judicializar las drogas, podrían destinarse, por ejemplo, al tratamiento contra consumos problemáticos. 

Es que la guerra que estamos llevando a cabo no sólo es cara, sino que es inhumana, es ineficiente, porque no bajó el índice de consumo. Es un fracaso. Ahora, el negocio, ¿cuál es?, el negocio es la guerra, el negocio es el armamento, los policías, las fiscalías especializadas. El negocio es toda esa burocracia que estamos montando alrededor que le da de comer a un montón de gente, y que va a ser la primera gente que se opone cuando vos querés regular o despenalizar el cannabis, por ejemplo, porque viven de eso.