¿Cuándo y cómo se fue confirmando el proyecto?

Hace unos 3 años, a raíz de una ordenanza que había generado ciertas discusiones entre algunos actores de la ciudad, planteamos generar un espacio de trabajo en el marco del Concejo para abordar el tema de la economía circular. En ese momento, la atención puesta en relación a los residuos plásticos, en el universo de recuperadores urbanos, promotores ambientales, empresas dedicadas al reciclaje, y en las que usan al plástico como insumo en sus procesos, la Universidad, y representantes de las distintas comisiones del Concejo que tenían incumbencia. Ese es el antecedente. A raíz de ese trabajo, lo que construimos con todos los actores es poder institucionalizar esa instancia de intercambio y planificación, y le propusimos al intendente crearla en el marco del Ejecutivo. En paralelo aprobamos una ordenanza para indicarle al intendente que avance en la elaboración de los lineamientos generales para este cambio de matriz en Rosario, atravesada por la economía circular. Esto es desde el punto de vista normativo, lo que hicimos en el Concejo. Tomamos la decisión de que la autoridad de aplicación sea la Secretaría de la Producción de la Municipalidad, para nosotros eso es clave, porque ubica al trabajo y a la producción como los ordenadores de todo, pero atravesado por lo ambiental. Esa mesa se generó con un balance positivo, pero me parece que le falta algo de operatividad, pero debo decir que los funcionarios involucrados han tomado absoluta responsabilidad y compromiso con el tema. ¿Pero qué pasa?, este año se discutió la nueva Constitución provincial, y en el marco de los regímenes municipales y consagración de autonomías, se introduce en la Constitución la cuestión de poder pensar metropolitanamente determinadas líneas de trabajo. Para nosotros la economía circular tiene que ser una. A raíz de eso presentamos la iniciativa para crear el Ente de la Economía circular, en el cual Rosario va a tener un rol fundamental, sobre todo en ser quien convoca y quien impulsa determinadas acciones para pensar, desde la gestión de los residuos sólidos urbanos, hasta los procesos productivos atravesados por la economía circular, hasta ámbitos dónde, si bien las figuras centrales van a ser los funcionarios –porque necesitamos la decisión política de que Rosario y su área metropolitana incorpore la matriz de la economía circular- para pensar sus procesos, su organización, y la posibilidad de incorporar todos estos otros actores claves como el sector privado, empresarios, trabajadores, el mundo de los recuperadores, cartoneros, promotores ambientales, lo académico, que permita agregar valor y poder innovar en esos procesos productivos. Además, tomamos como referencia el Ente Bio Córdoba, que es un ente mucho más ambicioso que funciona en la ciudad de Córdoba, que es un ente autárquico que nos da muchos antecedentes de que esto puede ser exitoso.

Saliendo de los papeles y llevándolo a la práctica, ¿cómo imaginás el funcionamiento de este Ente?

Hoy, muchísimo del material que se recupera en Rosario, viaja a CABA para ser insumo de los procesos de allá, cuando acá tenemos empresarios que tranquilamente podrían hacer uso de esos insumos para sus procesos. Como primera cuestión, la Municipalidad de Rosario debe tener un rol de sistematización de la información y vinculación entre todos los actores. Por otro lado, empujar el proceso para contagiar y convocar a los municipios aledaños para poder pensarlo conjuntamente. La cuestión de los residuos es algo que nos excede como ciudad. Luego, pudiendo pensar con esa información ordenada, ver cómo optimizamos procesos, cómo vinculamos actores, cómo fijamos objetivos. En el caso de Córdoba, el empresario debe informar de antemano qué vas a hacer con tus residuos industriales, en qué los vas a reinsertar. En el caso del plástico, para hacer sillas y bancos para jardines de infantes de alguna localidad. Entiendo que los gobiernos de turno deben ser los garantes o quienes propicien climas de negocios. Para que esos climas de negocios funcionen el circuito tiene que dar por todos lados, y debiera ser más redituable para tus costos internos no descartar esos residuos con una empresa recolectora que viene y hace el tratamiento de esos residuos particulares, sino reinsertarlos en el circuito productivo. Ahí hay toda una planificación, una sistematización de información, una impronta, que para mí es clave que la tenga la ciudad de Rosario y que, insisto, convoque a sus ciudades aledañas.

En el contexto social de este proyecto, se mezcla lo ambiental con una situación crítica en lo laboral de muchas de las personas incluidas en el mismo.

Eso se puede leer desde ahí, pero también se puede leer desde el lugar de que cubren un servicio que tendría que prestar la Municipalidad. Ahí, creo que puede ser virtuosa la articulación entre estas cooperativas, algunas cooperativas construidas de recuperadores urbanos y la Municipalidad de Rosario. De hecho, en la ocasión de discutir el pliego de recolección de residuos, lo que nosotros decíamos es, pensemos en el universo todo. Por supuesto, no podemos despojarnos de las grandes empresas con los camiones, con todo el sistema y esos equipamientos necesarios para, y los contenedores y demás, pero al mismo tempo tampoco podemos dejar de reconocer que hay que avanzar, primero, en una conciencia ciudadana de cómo se separa, cómo se ordena ese residuo. Después, garantizar la disposición de ese residuo, porque seguramente a ustedes los habrán contactado y les habrán dicho, “yo lavo todo en mi casa, los pongo en bolsas separadas, todo preparadido para sacarlo, y después voy al contenedor naranja, y es igual o peor el basural que hay ahí adentro, que en el verde”. Ahí si no hay una firme determinación de los gobiernos municipales de decir, ordenamos desde los días de recolección para sacar diferenciadamente los distintos tipos de residuos, si no garantizamos que ese residuo llegue a destino, en buen estado, poniendo en valor ese esfuerzo individual de cada ciudadano, es muy difícil que esto se transforme en una cuestión de los rosarinos. Por el otro lado, la cuestión del trabajo, porque por algo la Federación de Cooperativas se llama de Trabajadores Excluidos; claramente surge esto en un momento en el cual estas personas tuvieron que salir a reinventar su propio trabajo porque estaban en la calle, estaban desocupados, y necesitaban mantener a sus familias. Con todo ese historial, con todo ese proceso avanzado, ahí yo vuelvo a poner en manos de los ejecutivos la posibilidad y la oportunidad. Rosario se está perdiendo una oportunidad si no avanza con esto, porque es lo que se viene, tenemos la posibilidad de estar a la vanguardia y, además, de verdad, visto desde todos los puntos de vista social, económico, ambiental, conviene, profundamente conviene. La basura está llena de riqueza, dicen muchos; poder apuntar ahí, tener políticas de Estado que orienten la acción sobre eso, es fundamental.

¿Cuál sería la gama de productos/deshechos/materia prima contemplados en el proyecto?

Plástico, papel, cartón, vidrio, metal. Lo orgánico hasta se puede compostar. Después hay restos, pañales, toallitas femeninas, determinados productos que se desechan indefectiblemente y que van al entierro o atraviesan otros procesos como los residuos peligrosos. Pero en términos generales hay un montón del universo de residuos que se pueden recuperar y reinsertar en el sistema productivo. Obviamente, hay que ir pensando y configurando clústeres o conjuntos de empresas, cooperativas, actores, que estén todos abonando a que ese circuito cierre, que no sea una cosa lineal, sino que esté articulado entre sí.