El refugio “Protectora Sarmiento” tras el mal temporal del fin de semana, quedó bajo las aguas en todo su establecimiento y acudieron a la solidaridad de los seguidores en Instagram para reubicar a los animales.
El martes de la semana pasada, cuando las responsables del refugio predijeron que iban a necesitar ayuda, comenzaron a buscar soluciones. Hasta el momento solo se trataba de cuchas con barro y animales un poco mojados.
Se hizo una colecta de cosas básicas: colchones impermeables, collares, pipetas, antiparasitarios, comida, frazadas. Armaron un stock de lo necesario por si continuaba lloviendo, lo cual empeoró los siguientes días. El sábado la situación del establecimiento se había agravado: el agua inundó los caniles. Los voluntarios llegaron al lugar cerca de las 9 hs y al ver lo que estaba ocurriendo se pusieron a trabajar.
Lo primero que hicieron fue cargar a los animales en sus autos y llevarlos hasta la base de Animalistas Rosario donde había más voluntarios, cada uno con una tarea previamente asignada: estaban quienes bañaban y secaban a los animales, otros les aplicaban las pipetas y los antiparasitarios, les ponían la chapita con sus datos, la correa y finalmente los trasladaban a hogares de tránsito que consiguieron gracias a las redes sociales.
Tuvimos una dinámica hermosa. Organizada. Voluntarios que sacaban los animales, otros que los bañaban, separaban alimentos, los llevaban a su nuevo hogar”.
Indicó emocionado Martín, miembro de Animalistas de Rosario, que ese día regresó a las 23 hs a su casa porque la jornada fue extensa.
El domingo repitieron la forma de trabajo y lograron reubicar a otro gran número de perros. Pero aún quedan algunos animales en el predio de Zavalla a la espera de que más familias abran las puertas de sus hogares para recibirlos por un tiempo.
La protectora se hace cargo de todos los gastos, incluso de la comida diaria.
“La mayoría de ellos tienen más de cinco años, incluso hay algunos que llegan a los 16. Hace mucho que viven ahí”, señaló el voluntario e indicó que reciben todo tipo de ayuda, desde mantas, sábanas, toallas, correas, cuchas o dinero bajo el lema “vaciemos los caniles”.
Pero también necesitan dar con hogares definitivos para esos perros porque “sería muy triste que después de conocer el calor del hogar, la caricia diaria, un plato de comida, el agua segura, dormir bajo un techo con un humano al lado, tengan que volver al refugio, nos partiría el corazón”.