En el marco de los festejos por los 125 años de la institución, alumnos, equipo directivo y docente de la Escuela Francisco Gurruchaga de Rosario se plantearon una pregunta: “¿Podríamos prescindir una semana de las pantallas?“. Y como respuesta, surgió el proyecto “Gurru 1.0” que la escuela comenzará a implementar desde este lunes.
El apagón de todas pantallas durante las 4 horas de los turnos mañana y tarde propone “reflexionar sobre la evolución de la educación y cómo la tecnología ha transformado la experiencia escolar”. Pero además, “busca generar un espacio para que los estudiantes vivan una experiencia diferente, similar a la que experimentaron generaciones anteriores“.
Para materializar el proyecto, hasta el viernes, los docentes no enviarán o contestarán los mensajes de Whatsapp recibidos por las familias, las comunicaciones entre los maestros y los adultos responsables de los niños volverán a realizarse en forma manuscrita, en el cuaderno de comunicaciones.
Si bien no se ponen en duda los numerosos beneficios aparejados a las herramientas tecnológicas, “la contracara es la dependencia tecnológica, la reducción de la interacción cara a cara, y el impacto en la atención y concentración de los estudiantes”, señala el proyecto “Gurru 1.0” en sus considerandos.
Esta acción busca promover la creatividad y la socialización, explorando formas tradicionales de entretenimiento y aprendizaje, fomentando la creatividad, la socialización y la comunicación interpersonal.
Investigaciones recientes advierten que, en promedio, los niños y niñas argentinas reciben su primer dispositivo inteligente alrededor de los 10 años, dos años menos que hace una década. Algunos, incluso pueden tener un teléfono propio antes, con tan sólo 7 años.