Olga Corna es semióloga, docente e investigadora. Desde 2018 es presidenta de la Asociación Argentina de Estudios Canadienses (ASAEC).

Educación pública, gratuita y de calidad

“Lo que no hubo es una paritaria docente para poder nivelar los recursos de los docentes y los no docentes respecto a los programas generales del gobierno, que han sido aumentos sistemáticos en alimentos, transporte, y sobre todo una gran carga impositiva que tiene que ver con la eliminación de los subsidios, puntualmente en servicios”, declaró la semióloga y agregó: “Esto provoca debacles en otros órdenes, porque las universidades tienen gente no sólo de la ciudad que la habita, sino de ciudades aledañas, y esto genera un problema en el mercado inmobiliario y en el mercado que hace que los estudiantes puedan acceder, o no, a estudiar”.

Además, Corna explicó que antes del gobierno actual, la universidad tenía, a través del nuevo rector, un programa de gobierno, educativo, planificado, con respecto a revisión de programas, nuevas carreras, la creación de la Escuela de Oficios.

“Hay un montón de cuestiones que se generaron alrededor de lo que es la educación pública para optimizar lo que la universidad produce; el acercamiento de la universidad a los polos productivos y culturales; y dar un mayor énfasis a la escuela secundaria con la creación de la escuela de Ciencias Sociales; y además hoy hay como un parate, no de las cuestiones que se siguen haciendo, sino de algunos lugares que no dependen de la universidad en sí respecto a su financiamiento”, comentó.

En el mismo sentido, expresó que “la universidad es toda, la pública y la privada. La educación es toda. La modalidad es distinta, pública y privada. Y la universidad privada tiene otro mecanismo para su subsistencia. Pero la universidad pública es la que ha dado Premios Nóveles, la que tiene las investigaciones más importantes y propone a futuro una gran cantidad de investigaciones en curso, que hoy están aletargadas, porque esta Secretaría de Educación –que ya no es más Ministerio, y que depende de un Ministerio mayor que es el Capital Humano; sería interesante que alguna vez nos expliquen a qué le llamamos Capital Humano en este gobierno- son los que tienen la posibilidad de no permitir que las universidades pierdan sus productos y acciones culturales que la sociedad en su conjunto necesita”.

Jóvenes y oportunidades

Con respecto a la falta de trabajo y oportunidades que enfrentan las y los jóvenes en el contexto actual, Corna declaró que “hay que hacer una distinción, una cosa es el trabajo y otra cosa es el empleo. Las sociedades tienden más a esta noción del trabajo, a esta noción de emprender, de estar en un espacio, y dentro de ese espacio generar creativamente otras cosas. Pero la inmediatez de lo que ocurre, esta imposibilidad de decir ‘paro aquí porque aquí puedo hacer determinadas cuestiones’, porque hay un contexto de necesidad que uno debe proveer”.

“La realidad es que los jóvenes hoy tienen una cuestión que también les genera la sociedad, que es la noción de individualidad. Estamos perdiendo esta posibilidad del encuentro desde la perspectiva de dos cosas que son importantes: disfrutar la vida, porque la vida discurre y no sólo ocurre, y por otro lado, la necesidad imperiosa de generar recursos, porque el contexto en el que vivo necesita cada vez más recursos para sostenerme”, declaró.

“Hay un dato muy interesante -que no ocurre sólo en Argentina, pero en Argentina puntualmente ocurre desde lo económico y desde el punto de vista de qué lugar podría tener yo para estar tranquilo desde el punto de vista de mis finanzas- que tiene que ver con la situación de que ‘no puedo independizarme’. Los jóvenes en algún momento necesitan vivir su vida como quieren vivirla. Pero deben estar dependiendo de vivir en la casa de sus padres, de tener una dinámica particular que hace a una generación, junto a otra generación que quiere hacer ciertas cosas y no siempre es entendida”, reflexionó.

“A todos los jóvenes les encantaría ser autosuficientes, pero son interdependientes. Tienen que estar dependiendo de un montón de situaciones para poder lograr algunos de los objetivos propuestos. Es decir, de pronto el país cierra a generaciones futuras las probabilidades de avance. Y el gran descontento de la juventud respecto a la política tiene que ver con la repitencia de cuestiones que son anunciadas como que no van a ocurrir, y de pronto, siguen ocurriendo. Entonces, no hay tampoco una apertura a demasiada gente joven instalada en los lugares que podrían generar algún cambio en estas situaciones. No dudo que haya mucha gente joven queriendo hacer esto. El tema es cómo acceder, o desde dónde se accede. Esta es una gran autocrítica que los mismos jóvenes hacen respecto a sus propias agrupaciones o al lugar donde pueden mostrar sus creaciones, o sus nuevas ideas para generar mejores condiciones”.

El papel de la universidad

Sobre el rol de la universidad en contextos en donde se generalizan las carencias materiales y simbólicas, la investigadora dijo que el rol de la universidad “es el de propiciador de soluciones que sean escuchadas”.

“La universidad no solo tiene investigaciones sino propuestas, acciones que mostrarían otros modos de resolver temas de nuestro país, que son muy interesantes. Por ejemplo, cuidado del medioambiente. A nadie le parece mal las grandes inversiones en el país. Lo que pasa es que había que leer detenidamente el RIGI. Y al leer detenidamente el RIGI veríamos algunas cuestiones relativas a las grandes inversiones que no tienen que ver con devoluciones”,sostuvo.

“Más allá de ese detalle, nadie tiene duda que la universidad podría determinar, cómo debería hacerse, cómo son sus características, y proporcionar estudiosos sobre el tema.  Argentina tiene un muy buen académico en todos los órdenes. Cuando uno divide –banalmente- entre ciencia dura y ciencia blanda, tenemos muy buenos ingenieros, físicos, químicos, médicos, odontólogos, arquitectos. Tenemos un montón de posibilidades de decir qué habría que hacer para… Hablo del medioambiente por esta cuestión: cómo cuidar el agua. Una gran capacidad de programas que están instalados a través de cátedras, desde la perspectiva de que hay mucha gente que sabe cómo resolver estas cuestiones. Y además, un contexto socio-cultural y de fuertes cuestiones en lo legal, en ciencias sociales, que explicarían el tema de cómo resolver la pobreza, el tema del analfabetismo, esta carencia y decadencia en la que la continuidad de determinadas prácticas políticas que hace un revival, porque hoy estamos en una política vintage, estamos repitiendo los 90, y ya se supo que los 90 en el gobierno de Macri no dio resultado para esto”, sentenció.

Sobre las políticas del actual presidente, Corna alegó que “el primer embate que hace este tipo de gobierno es hacia el conocimiento, hacia el saber, hacia la posibilidad de tecnologías”.

“Hoy la universidad hace un gran esfuerzo por las cuestiones tecnológicas y aporta al Ministerio de Educación de la provincia saberes desde la perspectiva del nuevo docente y del nuevo rol del docente. Pero hay en la juventud un gran sesgo de que pareciera que el hecho tiene que ser individual. No hay individualidades en las sociedades”, señaló.

“Las sociedades tienen que ver con un saber que la universidad propicia, pone a disposición, y que otros contextos generan la posibilidad, o no, de que se acceda. Pero si uno entra a las web de todas las universidades, puede ver las preocupaciones que tienen respecto a estos temas no menores, medioambiente, pobreza, analfabetismo, salud mental; porque un contexto que genere tanto estrés, tanta preocupación, también genera una sociedad que empieza a enfermarse, y se empieza a enfermar desde el nivel menor desde la perspectiva etaria, hasta el nivel mayor de la perspectiva etaria. Esto también está mirado, controlado, atendido, estudiado. El tema es coordinar fuerzas”, declaró.

Con respecto a la democratización de la universidad, la semióloga explicó que “una de las cosas interesantes es que lo que alienta y quiere la universidad es formar un pensamiento crítico, aquel que puede decir ‘no acuerdo con esto, por estas razones’. Hubo un gran embate, contra la UNR pero contra toda la universidad en general, que tuvo que ver con el tema del adoctrinamiento”.

“Pareciera ser que esa gente joven no ha tenido oportunidad de leer o de discernir o definir a qué se llama pensamiento crítico, y a qué se llama adoctrinar. Esto es lo más importante. La universidad provee la posibilidad de que vos establezcas en las cátedras una libertad de pensamiento, y tener la posibilidad de discusión, si tenés pensamiento crítico. Porque el profesor no lo es todo, y el alumno puede discutir, pero debe tener argumentos. Eso hace la universidad. La universidad intenta que el alumno adquiera pensamiento crítico, busque la manera de resolver situaciones, y se coloque en situación de generar una problemática creada por él para poder resolverla. Desde ese lugar hay muchas cosas que uno puede ver”.

“Nosotros también somos rápidos para la crítica, que no quiere decir que estemos poniendo énfasis en el pensamiento crítico. Tenemos un problema de memoria; es un pueblo que, culturalmente, frente a nuevos gobierno, arrasa lo hecho por lo anterior. Y de ahí, una pauta antidemocrática.  Ha habido cosas de gobiernos anteriores que deben haber estado bien, porque funcionaban. Luego, pudo colocarle a eso que no me gustaba, una cosa que genere mejor momento, y no atraso en la situación”.

“La universidad tiene allí una amplia posibilidad polifónica de búsqueda en los lugares donde podemos hacer cosas. Y además, especialmente en estos últimos años, de atraer a aquellos que no hubieran llegado a la universidad si no hubiera sido por estos programas. Hablo de la Escuela de Oficios, por hablar de uno. Pero también, devolver la noción de alimento y la tierra, de la vida más orgánica, la cuestión de saber colaborar. Hay muchos programas colaborativos en las universidades con respecto a colocar vacunas, a arreglar dientes en otras regiones y en la propia. Hay muchos servicios que pasan banalmente por el conocimiento de la sociedad en su conjunto cuando critica”, concluyó.

Las ciudades

Sobre cómo se organizaron las ciudades y las intervenciones políticas que le dieron dinámica a dichas ciudades, Corna explicó que “desde que la humanidad intenta consolidarse en espacios, en territorios, las ciudades se organizan desde la perspectiva de lo que implica la posibilidad, en su momento, de las cosechas. Luego viene el tema de cómo se conquistan estas ciudades, dónde se crean, para qué son creadas las ciudades. Las ciudades sufren modificaciones. Primero, una delimitación del territorio, y con el paso del tiempo ese territorio se afianza”.

“Podríamos hablar de las ciudades hispánicas que tienen que ver con esta noción de plaza, y dentro de la plaza la iglesia; el lugar donde se acuerdan las cuestiones que hoy llamamos municipales; los teatros. Eso se puede ver en muchas ciudades del interior donde grandes olas de inmigrantes generaron casi colonias del lugar de donde venían. Por eso siempre había un hospital, una iglesia, porque la religión es otro gran nudo organizador de sociedades”, detalló.

“Por otro lado, estas ciudades componen un paisaje determinado, una agrupación étnica determinada, una convivencia determinada, y aparecen algunas cuestiones que hacen a que los grandes conglomerados necesiten otra distribución de todas sus acciones”.

Rosario ha sido una ciudad que no tiene fundador, razón por la cual nos ponemos fechas para aplaudirnos entre nosotros, porque siempre es interesante saber que somos ‘esto’, y participamos de ‘esto’. Y ha tenido una serie de modificaciones interesantes a partir de lo que fue un gran empuje, que en su momento fue el gobierno socialista, que le dio una mirada al río que Rosario no tenía. Rosario tiene un maravilloso parque tiene que ver con el parque de Versalles; tiene un Monumento que la organiza y le da una referencia; ese Monumento es un barco que mira al río. Pero durante mucho tiempo ese barco miró el río allí, no en todo su recorrido de un río como el Paraná, que es fantástico, y que además hoy tiene en sus barrancas edificios fantásticos”, comentó.

“Se ha recuperado de la ciudad esta cuestión que tiene que ver con el norte y la cuestión del sur. El sur está un poco dejado de algunas intervenciones, pero la ciudad ha conformado esto. Otra gran intervención en Rosario fue la cuestión de los distritos; poder descongestionar una ciudad desde el punto de vista de los distritos fue muy interesante porque al vecino le colabora en su hábito, de cuestiones que tiene que resolver, como impuestos, documentación y demás. Algunas de esas cosas en el tiempo se han ido perdiendo, pero sí el ingreso a la ciudad tiene algunas cosas que se han revitalizado, más allá del tema del casino”.

“Ahora está la posibilidad de un nuevo hotel, pero tiene que ver con que Rosario es una ciudad puerto-puerta. Rosario abre hacia la noción del puerto toda una actividad cerealera importante –que luego se sufre en las rutas-, y por otro lado es una ciudad de fuerte inmigración de gente que pensó en la ciudad como una ciudad de progreso. Eso lo marcan sus avenidas, sus palacios, el Concejo es el Palacio Vasallo, está el Palacio Fuentes, Villa Hortensia; una gran cantidad de edificios que marcaron qué tipo de sociedad tenía Rosario. Y luego hubo un gran momento que fue resuelto durante el gobierno socialista, que tiene que ver con lo que se llama ‘periferia y marginalidad‘, esta cuestión de villas en determinados lugares, un plan como el Abre, el barrio Las Flores con una escuela espectacular, que trae aparejada la llegada beneficios para los que viven en ese lugar, pero además tiene que ver con poder generar en ese recurso humano que vive en esa zona la idea y el concepto de cuidado de lo que el Estado coloca para su bienestar”.

“Hay todos nuevos proyectos desde el punto de vista de ciudades que tiene que ver con dejar que existan las megalópolis, estas ciudades extensas que no pueden ser atendidas, y tienen que ver con las ciudades de 15 minutos, que en 15 minutos puedas ir y venir, y volver al lugar donde encontrarías todo. Hay varios ejemplos de eso, ejemplos en Japón por una cuestión territorial, porque no tienen dónde ni cómo. Pero ya hay ejemplos en España, con Barcelona, Valencia. Pero en realidad, esta cuestión de intervenir las ciudades siempre tiene como idea generar lugares de más confort para la población que las habita. De hecho, esto no se da sólo en la recuperación de espacios, sino en el cuidado de espacios verdes, espacios que oxigenan la ciudad, son espacios interesantes por la posibilidad del aprovechamiento, la posibilidad de estar, de esparcir, el lugar de calma, donde haya verde y espacio donde estar, y sobre todo, donde los niños puedan tener, más allá del contexto de la seguridad, posibilidades de distracción que no sea paga. Porque otra cosa interesante –y es algo que han estudiado muchos sociólogos-, es ver qué cosas dentro de las ciudades son lugares y no lugares. Los grandes shoppings con lugares de encierro donde los juegos son una mecanización del juego, pago. La posibilidad del niño en la naturaleza, el estar viendo y jugando con verde, con tierra, con espacio donde pueda expandir su corporeidad, son grandes promotores de salud mental”, finalizó.