El presidente Javier Milei, apenas aterrizado desde El Salvador, salió a reivindicar a Pettovello con los tapones de punta, calificando de “corruptos”, “amorales, hipócritas, chorros y mentirosos” a quienes la denunciaron por retener retenidos los alimentos destinados a los comedores comunitarios. Luego todos los ministros (no faltó ni uno solo) publicaron en las redes mensajes como “Fuerza Sandra” o “Pettovello es genial” o “El país necesita muchas más Sandras, pero Sandra hay una sola”.
En paralelo, como si fuera poco, este fin de semana terminaron de irse dos funcionarias de la estructura de Capital Humano que respondían al exsecretario de Niñez y Familia, Pablo De la Torre, quien salió eyectado como primer fusible del escándalo de los galpones.
Luego de echar a Pablo de la Torre, ex secretario de Niñez y Adolescencia, usándolo como chivo expiatorio por la retención de la comida (y por los sobresueldos y ñoquis contratados mediante convenios con la Organización de Estados Iberoamericanos), le renunciaron otras dos funcionarias de esa Secretaría. Los técnicos del equipo de De la Torre se fueron sin aceptar hacer la transición con su reemplazante, indignados porque la ministra lo denunció por los sobresueldos ante la Oficina Anticorrupción pese a que ella misma le había puesto la firma a los convenios de la OIE.
Se trata de Ana Marmora, quien estaba a cargo de la subsecretaría de políticas familiares (ex senaf), una funcionaria del riñón de De la Torre, pro vida y oriunda de San Miguel, como su exjefe; y de Lucia Raskosvkya, hasta esta semana al frente de la Subsecretaría de Políticas Territoriales y exsecretaria de infancia y familia de San Miguel. Lo insólito es que los que se fueron nunca llegaron a ser designados.
Por si fuera poco, en las últimas horas se filtró una planilla de Excel con los nombres de la dotación de funcionarios con sobresueldos que que fueron contratados a través de los convenios con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), lo que le suma más conflictos a un ministerio en llamas.