¿El gobierno nacional dio por terminada la discusión sobre los fondos universitario? Mientras, en paralelo, hay otros frentes, como el de los jubilados, inquilinos, quita de subsidios, transporte, servicios, desinversión pública, que parecen encapsulados.

No sé si el gobierno cerró la discusión, o nunca la abrió. Se vio obligado en un momento por la presión social que hicimos desde distintos sectores; los jubilados, ahora el epicentro son las universidades. Pero en este momento no damos cerrado nada, porque lo que se viene es el tratamiento del Presupuesto 2025, que para el año que viene implica un recorte peor aún que el que tuvimos este año al presupuesto universitario. Si este año ya fue difícil funcionar, para el ámbito universitario, científico, y llegar a fin de mes para los trabajadores, el año que viene va a ser casi imposible. Nos estamos organizando. Hoy hay  una asamblea interclaustros en Derecho; probablemente termine tomada. Hay otras facultades que posiblemente se tomen en estos días. Este viernes tenemos una reunión en Buenos Aires, que es algo histórico, es un plenario conjunto entre Conadu y Conadu Histórica, que desde que se partió en los 90 no se ha podido coordinar, y fue una demanda desde siempre de Coad. No digo que se fusionen, pero es un primer paso, unidad en la lucha, en la acción, y posiblemente sea un primer paso hacia una reunificación de las federaciones docentes a nivel nacional.

Hablamos de universidades. No es una lucha sólo política, sino cultural, porque las universidades públicas son parte del ADN argentino.

Eso es lo que la sociedad puso en valor, con las marchas del 23 de abril y del 2 de octubre. En la del 2 fuimos 2 millones de personas en las calles del país. Hacía tiempo no se veía una movilización de esta manera. Y todo lo que tuvo que salir a decir el gobierno es porque sintió la presión social. Ahora sale a decir que no está en riesgo la privatización o el arancelamiento. Si bien la sigue desfinanciando, en la campaña se cansó de decir que el mejor sistema educativo es el que cada argentino pueda pagar. El 70% de los docentes sigue cobrando por debajo de la línea de la pobreza. Pero son pequeñas, incipientes conquistas, y no podemos aflojar ni bajar los brazos, pero la lucha va a ser larga.

Como representante gremial, y lector del pulso social, ¿por qué creés que estas luchas en el país no tienen el carácter de contundentes que debieran tener?

Si bien parece que hace 20 años que estamos siendo gobernados por este proyecto, son 10 meses. Es poco tiempo para un proyecto político que ganó –si bien fue en un balotaje- con el 56% de los votos. Creo que hay un gran porcentaje de la sociedad que le cuesta salir a reconocer que metió la gamba hasta la cintura, e incluso hay un núcleo duro, pequeño, que le gusta esto, que lo sigue apoyando. Pero si bien el presidente sólo ve la macro, si vemos los números, no hay un sólo indicador que le dé bien, la reducción salarial, la parálisis del consumo; creo que es imposible que un proyecto como este dure mucho tiempo. Creo que están acelerando los procesos para que, incluso, cuando se vayan, esto cueste después mucho tiempo revertirlo. Es el plan de negocios que viene a instalar: sacarnos la plata de los bolsillos a los trabajadores, y ponérsela en los bolsillos a los sectores concentrados de la economía. Se trata de eso, y no es la primera vez que ocurre en la Argentina. Pero el humor social ya está cambiando. No digo que mañana salgamos masivamente, pero veo una reactivación en el campo popular.